sábado, 14 de junio de 2008

Himnos


Todos tenemos nuestros himnos... ¿No? Esas canciones que nos funcionan como declaraciones de principios, como fundaciones de mismidad, como expresiones de una identificación con todos los que también la cantan como himno.

Esta canción la aprendí a los tres años, de memoria, junto con Fiesta.

La aprendí de nuevo a los catorce, en plena guerra de Malvinas, cuando conseguí un cassette de "Los más grandes éxitos".

La entendí de otras maneras cada vez que la vida me demostró que el camino se hace al andar.
Cantar nuestros himnos de nuevo una y mil veces nos produce un regocijo de la identidad, mirarnos a los ojos con los otros que también la cantan y saber en ese instante un cierto todo, una comunión, un sentimiento... ¿oceánico?

Compartamos nuestros himnos, contémosnos y cantémosnos así las historias que nos hacen, que nos nombran, que nos dan a conocer, que ayudan al otro a comprender quiénes somos a la vez que nos lo recuerdan a nosotros mismos.

Siempre es importante recordar quiénes queremos ser.

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