viernes, 10 de octubre de 2008

"Cuando estoy desorientado con algo me fijo qué dice Casullo del asunto"

Esta frase me la dijo un amigo hace poco. Los dos tuvimos la suerte inmensa de ser estudiantes de Nicolás Casullo que ayer cometió la salvajada de morirse. Sentimos la injusticia que siempre nos hace la muerte de gente tan inmensamente querida, gente tan necesaria.


No nos alcanza pensar que va a estar siempre EN cada uno de nosotros, hoy seguimos queriéndolo también CON nosotros. Veremos si hemos aprendido sus lecciones, y si cuando andamos desorientados a partir de ahora podemos mirarnos, escucharnos y reconocernos.
Despedimos con amor a un maestro de la filosofía y de la pasión de estar vivos. Gracias Nicolás, el valor de lo compartido es inconmensurable.

“Mayo del ´68 reencontraba a lo largo de los 80 algunos de esos otros lenguajes que intuía Barthes, pero no ya como explosión literaria del texto del mundo, sino para reacomodarlos a los múltiples avatares de los nuevos temas, espacios y protagonistas sociales de un tiempo “cultural” inédito. Por la abolición de la pena capital, por las condiciones de los recluidos en las cárceles, por el tratamiento de los pacientes en los manicomios, por los nuevos derechos de la mujer, por la reforma de la Ley de Divorcio, por la despenalización del aborto, por los derechos de las minorías africanas en Europa, por las libertades censuradas a la homosexualidad, por la supresión de la segregación racial, contra las guerras de exterminio en el Tercer Mundo, por los derechos civiles, por políticas antinucleares, por el resguardo de los bosques y las faunas, por la posibilidad de radios y circuitos de televisión alternativos, por el tratamiento obligatorio y humano de los drogadictos, por la democratización de las universidades y la crítica a sus planes de estudios, por la no segregación sexual, por el antimilitarismo, contra el neonazismo, por las problemáticas ecológicas, por la crítica a las instituciones, en defensa de las contraculturas rockeras, por la crítica de la vida urbana, por la recuperación de los viejos cascos históricos metropolitanos, en apoyo a las identidades nacionales en lucha, por un nuevo status laboral para las prostitutas y travestis, por la liberación de conductas y morales sexuales, por la legalización de la pornografía. Una inmensa sinfonía de sones desacoplados que no podían desconocer que aquel Mayo del ´68 “fracasado”, con sus pintadas, letras en los muros, volantas y gritos destemplados, había contribuido a hacer consciente. A poner en el tablero de las nuevas necesidades del sujeto social masificado, luchando desesperadamente por su individualidad.”
Nicolás Casullo, Paris 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido. Cuadernos Argentinos Manantial, Buenos Aires, 1998.

Nicolás Casullo es escritor, ensayista, novelista, docente de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y director de la revista "Pensamiento de los Confines". Cuando se produjo el Mayo Francés, se encontraba en París. Producto de esa vivencia es el libro "París 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido". Como otros tantos intelectuales del país, Casullo debió exiliarse en noviembre de 1974. Su primer destino fue Cuba, por cuatro meses. Caracas, Venezuela, fue su segundo destino en 1975. En 1976 viajó a México, donde vivió hasta el año 1983. En ese año regresó al país.Entre sus novelas se cuentan: "Para hacer el amor en los parques" (1970), "El frutero de los ojos radiantes" (1984) y "La cátedra" (2000).Entre sus ensayos: "La comunicación, una democracia difícil"(1986), "El debate modernidad-posmodernidad" (1988), "Viena del 900: la remoción de lo moderno" (1992), "Itinerarios de la modernidad" (1996), "Modernidad y cultura crítica" (1998), y "Palabras a destiempo" (1999)).




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